«#VoyaSer da a las niñas la opción de imaginar futuros distintos»

«#VoyaSer da a las niñas la opción de imaginar futuros distintos»

Hablamos con Julio Pérez, responsable de desarrollo institucional de Fe y Alegría en Guatemala, sobre el programa #VoyaSer y sobre su puesta en marcha en la Casa del Saber, en Santa Lucía de la Reforma (Totonicapán).

¿Podrías contarnos cuál es el contexto actual de Guatemala y, más especialmente, de las zonas rurales?

Guatemala es un país contradictorio. A nivel de recursos es uno de los países más diversos y con más riqueza natural que existe en la región. La tierra en la que vivimos tiene muchas bondades. También, si tú ves las estadísticas económicas, es un país cuya economía se mantiene y es estable. Sin embargo, es el país con mayor índice de pobreza en la región. Cuatro de cada diez niños tienen desnutrición. Los temas de violencia son muy fuertes y la pobreza es casi al nivel de Haití. La economía está bien en apariencia y eso lo que refleja es un tema de desigualdad.

Si ya la realidad socioeconómica de Guatemala era mala, la pandemia vino y tuvo un impacto muchísimo más alto de lo que se esperaba. Las familias tuvieron que buscar medios de vida más adecuados. Algunos tuvieron que migrar, otros tuvieron que dedicarse a actividades de comercio informal… y eso en las aulas de Fe y Alegría se hizo muy evidente en cuanto al nivel de ausentismo y especialmente en el abandono escolar.

¿Ese abandono escolar ha sido mayor en el caso de las niñas?

Sí, en el caso de las niñas en poblaciones rurales es muy notorio. De 10 niñas que ingresan en primero de primaria a lo mejor 1 llega a sexto de primaria. Todas las demás se van quedando en el camino. Es alrededor de tercero cuando abandonan. Eso está visto, es una especie de pirámide en la cual vamos perdiendo a las niñas en nuestras aulas.

“En poblaciones rurales, de 10 niñas que empiezan primaria, solo una llega a completarla”

Hay muchos temas alrededor del abandono escolar de las niñas, sobre todo en entornos rurales de comunidades indígenas. Lo primero es que ingresan tarde al sistema educativo. Cuando llegan a tercero de primaria, ya tendrán 14-15 años, y en estas comunidades, cuando una niña tiene la primera menstruación ya es considerada “apta” o “disponible” para tener familia. Entonces, llegado ese momento las niñas salen del sistema educativo por embarazo o porque deben trabajar o porque se van a vincular a un proyecto familiar.

El proyecto #VoyaSer se desarrolla en un centro educativo muy especial, ‘La Casa del Saber’. ¿Nos puedes contar dónde está ubicado y cuál es su funcionamiento?

La Casa del Saber nace hace diez años alrededor de la idea de generar un espacio para que los docentes puedan llegar y compartir. Ellos mismos lo llamaron ‘la Casa del Saber’. Está ubicada en el barrio la Esperanza, en el centro de Santa Lucia la Reforma, un lugar geográficamente estratégico para que, desde las comunidades, lleguen los docentes.

Tiene varios espacios. De coordinación pedagógica, pero también de formación. Tiene una biblioteca y un área de proyecto juvenil, que es donde funciona el proyecto #VoyaSer. También tiene áreas recreativas y habitaciones.

Es un proyecto que crece, que está evolucionando. Empezó con los docentes, que después de dar clases podían llegar a la Casa del Saber y tener acceso a los libros, a las computadoras… eso les ayudaba a llevar registro de los estudiantes y a formarse. Entonces pensamos que esa dinámica se podía llevar a otro plano y se abrió a la comunidad.

Ahora mismo es una luz allí, en Santa Lucia de la Reforma. En el mapa de la pobreza, este municipio es el segundo más pobre del país, totalmente aislado de su cabecera Departamental. Y creemos que la Casa del Saber es un proyecto comunitario que genera mucha expectativa y que tiene una perspectiva de llegar muy lejos.

¿Y cómo llega #VoyaSer a la Casa del Saber?

Hace unos años salió la idea de aliarnos por medio de una alianza con el instituto radiofónico y se creó un ciclo de estudios del Instituto Guatemalteco de Educación Radiofónica IGER. Es una modalidad flexible donde una vez a la semana escuchan los contenidos por radio y luego se reúnen para asesoramiento con el docente.

Esto sucede en la Casa del Saber y de ahí empezamos a tener contacto con muchos adolescentes y jóvenes que habían abandonado sus estudios, muchos de ellos ex alumnos de Fe y Alegría que, con la modalidad flexible, podían seguir trabajando y estudiando a la vez.

Entonces cayó la pandemia y hubo un bajón. Es en ese momento cuando apareció #VoyaSer y lo vimos como una esperanza de poder llegar a esta población que habíamos perdido por efecto de la pandemia, y efectivamente así fue. Hay un montón de niñas que quieren vincularse al proyecto.

¿Cuál es el perfil de las niñas que participan en el programa #VoyaSer?

Estamos trabajando con jóvenes que, en su mayoría, estudian en modalidades flexibles. Muchas están sacando el ciclo básico y su aspiración es continuar hacia el diversificado o incluso con llegar a la universidad.

Estamos hablando de adolescentes que trabajan. La mayoría pertenecen a familias muy pobres y muy numerosas, con historias de vida muy complicadas.

Todas pertenecen a la etnia maya-quiché y son bilingües: hablan muy bien el quiché, pero les cuesta hablar español. Esto las genera muchos problemas a nivel de autoestima, pues las hace pensar que son incapaces porque les cuesta comunicarse.

Se consideran a sí mismas personas que no tienen derechos, entonces llegan al programa y no se sienten capaces de poder tocar y trabajar con una computadora. O que una biblioteca esté disponible para ellas. Son temas inconcebibles para ellas. Acercarse y tomar un libro y leerlo es algo que ellas no tenían previsto.

A la hora de mejorar esa autoestima, ¿cómo las está ayudando el curso de inteligencia emocional y el apoyo de los coaches de Santillana?

Ya desde el momento en el que #VoyaSer les da una oportunidad, desde el momento en que su nombre aparece, desde el momento en que pertenecen a una comunidad, de que hay algo para ellas…desde ahí, ya les cambia la perspectiva. Es como caer en la consciencia de que existen y de que tienen derechos.

“En el momento en que #VoyaSer les da una oportunidad, caen en la consciencia de que tienen derechos”

Esto es algo fundamental. Hemos visto que cuando se reconocen en el grupo, se ven que valen, que existen para los demás. En Fe y Alegría trabajamos las habilidades del corazón: la autocompasión, el reconocimiento… y esto lo fortalecemos muchísimo con los contenidos de #VoyaSer. Para ellas es muy importante.

Es un proceso que no es fácil y que lleva tiempo. A través de las actividades que tienen estos contenidos hemos logrado que se abran, que se expresen mejor… y una de las cosas que hemos visto y que hemos empezado a trabajar es que, apenas se pone uno a hablar con ellas sobre cualquier tema y sobre su historia, salen situaciones muy complicadas de vida que ellas necesitan contar.

Esto a nosotros nos ha hecho cuestionarnos en qué medida debemos estar preparados en adelante, porque debemos saber estar para ellas y saber acompañarlas. Definitivamente no es una situación como uno pudiera pensar en otro tipo de entorno. Aquí las chicas tienen historias de vida muy complicadas. Uno empieza a tocar el tema y surge una avalancha de emociones para la que tenemos que estar preparados. Creo que el enfoque que tiene el componente dentro del programa es muy oportuno, porque nos pone en el camino.

¿Has notado evolución en las chicas?

Se nota que cuando llegaron al programa eran más tímidas, más cerradas. Uno de los ejemplos es Josefina, que hace un tiempo era muy tímida y ahora ella leyó el manifiesto en público en la Plaza de la Constitución. Ese es fruto del trabajo que existe, de la formación y de todo el acompañamiento para la mejora de la autoestima. Sobre todo, es el autorreconocimiento que es vital y sobre eso construir aprendizajes que les van a cambiar la vida.

¿Y en las habilidades digitales?

Muchas no habían tenido acceso nunca a la tecnología. Algunas, pocas, tienen teléfono móvil y para otras acercarse a una computadora ni si quiera lo habían considerado. Una niña nos contaba que, cuando estudió la primeria, en su escuela solo había una computadora y no servía, o que cuando lograba encenderla todo el sistema nativo y aplicaciones estaba en inglés. El impacto que esto tiene en ellas es que ven la tecnología como algo ajeno. “Esto no es para mi y yo no lo voy a tener nunca”. Y es convencerlas. “Sí puedes, esto es fácil…”.

Está siendo un ejercicio de dignidad, la verdad. Porque ver que las niñas se sientan capaces de ello al mismo nivel que cualquier otro niño en cualquier otro entorno, para nosotros es el ejercicio del derecho a la educación en condiciones de dignidad.

“Que las niñas se sientan capaces al mismo nivel que cualquier otro niño es, para nosotros, el ejercicio del derecho a la educación en condiciones de dignidad”

Aquí tengo que reconocer el trabajo muy especial que ha hecho Adelaida Garcia, que es nuestra técnica que trabaja muy de cerca con ellas, porque ha tenido la paciencia de ir una por una, y ver caso por caso cual es el nivel. Ha sido muy personalizado. A través de ese trabajo ha favorecido que aprendan a leer y a escribir mejor en español, que eso les va a servir para continuar con sus estudios.

¿En qué medida crees que #VoyaSer las ayuda a tener mayores oportunidades de futuro?

Lo principal es el tema de la autoestima. Lo dice el nombre: “Voy a ser”. Futuro. Se parte de quién eran cuando empezaron, cómo llegaron al programa con todo el cúmulo de problemáticas y cómo van a salir.

En un sondeo que hicimos hace poco, les preguntamos qué iban a ser cuando finalizaran el programa y fue muy bonito para nosotros ver que algunas expectativas habían cambiado. Te das cuenta de cómo el ejercicio de la libertad y del derecho les da opción a imaginar futuros distintos. Ahora cuando les preguntas te dicen que quieren ser abogadas, doctoras… y hablan de que quieren ser “la primera doctora de mi comunidad”. Ellas notan y hacen una reflexión de cómo es la situación de las chicas en su entorno y quieren empezar a cambiar eso.

¿Cómo valoras la alianza con Santillana?

Definitivamente es muy importante, sobre todo de una empresa como Santillana que está vinculada al tema educativo y que está muy cerca de él.

Es un ejercicio de trabajar en equipo, de hacer comunidades, porque nosotros aprendemos mucho de Santillana y también esperamos que Santillana aprenda de nosotros. Repartimos ese esquema de aprendizaje en conjunto y creemos mucho en eso, en hacer juntos lo que solos no podemos.

Definitivamente, no habríamos podido trabajar con estas chicas así como lo estamos haciendo ahora, y esta siendo un ejercicio bastante importante que nos cuestiona y nos transforma nuestra manera de pensar.

Por último, ¿cuál es tu deseo para las niñas de #VoyaSer?

Que se reconozca que son seres humanos que deben vivir en condiciones dignas, que puedan ejercer sus derechos y que tengan una vida de la cual sentirse orgullosas. Creo que ese es mi mayor anhelo. El día que yo vea que eso se está consiguiendo, me hará muy feliz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *