La COVID-19 amplía la brecha de género

La COVID-19 amplía la brecha de género

La COVID-19 desalojó de las aulas a más de 160 millones de estudiantes en Latinoamérica, según datos de la UNESCO y su impacto ha hecho retroceder buena parte de los avances educativos de los últimos años.

Una situación que se agrava si hablamos de las niñas. La desigualdad de género existente en la región ha desembocado en una situación alarmante: el 36% de las niñas que abandonan su educación lo hacen por causas de embarazos tempranos o por cuidados maternos.

Una situación que se agrava aún más para las mujeres en edad de trabajar. Según la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), “la crisis social continúa pese a la reactivación económica, con tasas de desocupación y niveles de pobreza y pobreza extrema mayores a los observados antes de la pandemia, que alcanzan un 11,8% para las mujeres”.

Un año sin clases presenciales

Otro de los factores que más fuertemente se ha notado en la crisis generada por la pandemia de COVID-19 es la interrupción total o parcial de las clases. La situación ha obligado a los sistemas educativos de la región a funcionar en modo de emergencia desde principios de 2020.

De hecho, América Latina y el Caribe es una de las regiones del mundo que lleva más tiempo de interrupción de clases presenciales: en promedio, cerca de 56 semanas de interrupción total o parcial. Esto supone más de un año lectivo que corresponde aproximadamente a 40 semanas.

Duras consecuencias en la formación

Si algo tenemos claro es que la educación brinda herramientas a niños, niñas y adolescentes para que puedan participar plenamente en la comunidad. Esta formación en edades tempranas aporta habilidades cognitivas, digitales y socioemocionales que son fundamentales para el desarrollo de las personas y la vida en sociedad.

Otra de las conclusiones a las que ha llegado la CEPAL es que “la interrupción de este aprendizaje tendrá, indudablemente, consecuencias en la formación de habilidades en las distintas etapas del desarrollo”.

Y es que la escuela constituye un espacio donde se protegen otros derechos fundamentales de la infancia, como la alimentación, la salud o la recreación. Por este motivo, se trata de un lugar fundamental para su bienestar integral.

Un lugar al que muchos ya están pudiendo regresar de manera escalonada y se prevé que la mayoría de países regrese a la educación presencial o en régimen mixto (presencial y online) en el transcurso de 2022.